lunes, 28 de noviembre de 2011

Quiero Bagel!! (para toda ocasión)

No nos conformamos con el Bagel para el desayuno y decidimos probar diferentes formas de rellenarlos, para convertirlos o bien en una merienda, o en una comida completa.  La idea era probar estos deliciosos panes de diferentes maneras y por supuesto convidando a los amigos.
 
Creamos un Bagel oriental, con berenjenas fritas, zanahoria rallada y repollo blanco, y una salsa a base de mostaza  de Dijón, mayonesa, toque de ajo, limón y pimentón para los que gustan de sabores fuertes. Hicimos también el clásico de jamón y queso, uno de atún con verduras ensalada y mayonesa y lo que llamaremos el Bagel Pimienta & Canela, untado con una pasta hecha con huevo, mayonesa y aceitunas verdes, con palmitos y jamón cocido que fue el preferido de todos. Por último hicimos un Bagel criollo, al cual le sacamos un poco de la miga para ahuecarlo y lo rellenamos con el clásico relleno de las empanadas de carne, carne picada, morrones, cebollas, aceitunas y huevo picado. 

Los resultados de la experiencia fueron óptimos, el comentario varias veces repetido fue: ¡Qué rico este pan!!!!!!!!!!!!!! Así, con muchos signos de exclamación, aclaramos que es un Bagel y no un pan. Bueno técnicamente es un pan, pero tiene un sabor y una consistencia distinta a cualquier otro pan. Podríamos contarles paso a paso como se hace un Bagel, pero les aclaro, no es una tarea sencilla, y para descubrir exactamente esa textura densa pero crocante al mismo tiempo recomendamos recurrir a los que saben.  

La idea que surgió entre todos los comensales fue la siguiente: hacer entre los amigos un Bagel party, con muchos ingredientes y salsas preparados para que cuando los Bagels salgan del horno, cada uno se arme el suyo a gusto y piaccere. 


Pronto estaremos contactando a www.facebook.com/quierobagel, para hacer un pedido y compartir con otros esta aventura de viajar con los sabores. Pimienta & Canela nació con ese espíritu, con la idea de que cada bocado y receta nos permite un viaje, a veces mágico, a veces exótico. La comida nos puede conectar con parte de nuestra niñez, nos puede remontar a algún lugar que visitamos y al que podemos volver por un rato y nos puede llevar también a destinos impensados, a través de los sabores y los aromas de las cosas que preparamos para la gente que amamos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Bagel para el desayuno


No fue hace mucho tiempo cuando miraba uno de los tantos capítulos de una de mis sitcoms favoritas y al observar que los amigos desayunaban bagels, servidos en una especie de canastita, pensé que  el bagel es al neoyorkino lo que la medialuna es al porteño. ¿A qué me refiero con esto? A qué se trata de un  alimento cotidiano, popular y claramente incorporado en la dieta del norteamericano promedio. Imagino que habrá tantas panaderías que vendan bagels por allá como lugares donde comprar medialunas por acá. En ambos casos, se trata de un producto de panificación, los cuales todos sabemos, que potencian su sabor y textura cuando se consumen tibios,  con esa frescura de recién salidos del horno. Mis desayunos norteamericanos, como les comenté en alguna oportunidad, consistían en cereales con leche como primera opción, y las tremendas hotcakes como segunda. Se comprende la elección si tenemos en cuenta que en las dos oportunidades en las que viajé con mi familia a estados unidos, yo era una niña y no me importaba demasiado cuantas calorías, azúcares o grasas incorporaba con el desayuno. Hoy no pienso igual, y desayunar con medialunas si bien me resulta una idea tentadora, no es algo que haga a menudo. 

Por otro lado, todos los días consumo cierta cantidad de pan, una porción precisa que corresponde a un desayuno aceptable y no excesivo. Puedo elegir un pan integral de salvado, cinco rodajitas finitas de una baguette, o alguno de mis pancitos caseros. Como podrán imaginar, hoy elegí encender el horno y calentar por 15 minutos un bagel de sésamo mientras el café terminaba de caer en mi cafetera, para untarlo después con un poco de queso tipo philadelphia. Resultó ser una feliz coincidencia que hubiera quedado algo de ese queso blanco untable y cremoso, el que tampoco consumo en forma cotidiana. Respecto a mi bagel de hoy les cuento, tal como dicen en www.quierobagel.com,  pude comprobar que es un pan denso que al ser hervido previamente al horneado, adquiere una cubierta ligeramente crujiente. 
El sabor, debo decirlo, delicioso, ideal para un desayuno aunque sus posibilidades como más adelante les comentaré, son infinitas. También me tranquiliza saber que en la justa medida, no implicaría un exceso calórico y bien podría consumirse en forma habitual. Por supuesto que no sería hoy el día en el que encontraría la justa medida, ya que por estar comprometida en la investigación tuve que hacer un sacrificio y comerme un bagel entero, lo cual, lamentaría si no hubiera estado tan delicioso....




lunes, 14 de noviembre de 2011

El café, lugar de encuentro y aventuras…

Amo las sitcoms (comedia de situación), me encanta el formato, me resultan muy entretenidas y encuentro en ellas una forma de contar la vida con la que me identifico.  Las comedias que más me gustan tienen un tono entre ácido y burlón. En ellas la realidad es mirada a través de un lente en el que las experiencias humanas adquieren un brillo especial, un tono cómico que no siempre es banal ya que muchas veces hablan de temas universales. La amistad, el amor, la soledad, los tropiezos laborales, los desencuentros, la inadaptación de ciertas personas que no encajan, que son distintas. Los diálogos disparatados y la exageración de los rasgos de los personajes tienen que ver conmigo, con mi extraño sentido del humor que genera a veces diálogos dignos de una sitcom. Quienes me entienden y me siguen, saben disfrutar de algunas conversaciones que rozan el absurdo, se dejan llevar por mi invitación a jugar un rato. Supongo que comparto esta capacidad con todos los que saben reirse de si mismos y de ciertas situaciones no tan gratas que a veces nos presenta la vida...

Los personajes que más me gustan son los que muestran sus contradicciones. Uno de mis preferidos es Frasier, un psiquiatra más neurótico que cualquiera de los oyentes de su programa de radio, siempre preocupado por el que dirán, en eterna lucha con sus fracasos amorosos y en constante rivalidad con su hermano Niles, con quien comparte sus inclinaciones snobs y en quien encuentra su fiel reflejo aunque algo más joven pero igual de neurótico y complicado.  Por otro lado esta Phoebe Buffay, de la serie Friends; creo que todos sus diálogos son francamente geniales, se explota en este personaje el discurso absurdo casi al borde de lo psicótico pero con una veta tierna e inocente. Sus intervenciones siempre descolocan a sus amigos, que se miran entre si sin saber que responder cuando de pronto todos cuentan una anécdota divertida y ella irrumpe con alguna de las tragedias de su infancia pero con un tono de voz alegre y despreocupado. La otra que quiero mencionar es Seinfeld. Qué decir de Seinfeld, es una comedia con todas las letras, explota el costado looser (perdedor) de los personajes de un modo extremo. Sus experiencias amorosas, laborales y las relaciones familiares son fuente de continuas frustraciones para el protagonista y sus amigos, uno más gracioso que el otro.

De las series actuales me gustan varias también pero estas tres comparten una característica que me seduce y es la de tener un café como punto de reunión. En los tres casos, el café es el lugar donde siempre suceden cosas, donde cuando uno de los personajes llega, sabe que tarde o temprano encontrará  a alguno de sus amigos, familiares o compañeros de trabajo. 

El café Nervosa, Central Perk y el café de Seinfeld donde solo figura la palabra Restaurant en un cartel, son lugares que me remiten a mis tiempos universitarios, lugares de encuentro sin previa cita, donde siempre aparecía alguien querido, para compartir un café,  para pasar el rato o para contarle la vida....




jueves, 10 de noviembre de 2011

Corazón de Pan





Desayuno sin príncipe a la vista...

Hoy por hoy, sin príncipe a la vista, vuelvo a mi plan de alimentación saludable, un rumbo habitual pero algo desdibujado en los meses de frío. He aquí una modesta versión de un desayuno perfecto, sin balcón con vista al mar y sin príncipe pero con muchos colores!!



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Relatos de príncipes y princesas...

El hombre ideal.... no existe, ni la mujer ideal, ni el príncipe azul, ni tu media naranja que te completa... son todas ideas que nos metieron de pequeños y de pequeñas en la cabeza, que solo sirven para hacernos sentir incompletos, por no tener a ese hombre o mujer con nosotras, o por tener a alguien que no le llega ni a los talones a ese ideal...

Pero yo no renuncio a la idea de un príncipe, no sé si azul; no me importa demasiado el color. Y para mí este galán solo debe cumplir con un requisito: puede ser en un balcón mínimo o en uno con vista al mar, puede ser en una mesita de luz o en algún barcito con mesas en la vereda. Pero siempre será un hombre que ame desayunar, y que se ocupe de mi desayuno, yo podré hacerle el almuerzo, la merienda o la cena, llevarle los zapatos al zapatero, prepararle una picada para que mire un partido de futbol; podré hacer por él infinidad de cosas, pero él debe ocuparse del desayuno. Y debe saber un secreto fundamental para que el tiempo que comparta conmigo en la mañana sea perfecto: no debe hablar hasta pasada una hora después del desayuno. Cuanta más atención preste a este momento del día y cuanta más creatividad le ponga, más lo amaré. ¡He dicho!

foto: del blog pizcadevida.blogspot.com