miércoles, 14 de diciembre de 2011

Deliciosa Buenos Aires

La Mezzetta:

Pizzería de barrio,  de dimensiones mínimas. No tiene mesas, solamente una barra que ocupa todo el local, una cocina y una caja registradora. La decoración es también mínima, paredes revestidas con azulejos color beige, algunos detalles en madera,  algún motivo futbolístico y las fotografías de los tres dueños con la leyenda “desde 1957 con ustedes”.

Como ya he comentado mi pizzería favorita es otra (*) pero en La Mezzetta, se venden las empanadas más ricas de la ciudad. En una guía gastronómica muy conocida, viene obteniendo los laureles de lugar más votado por el público por varios años. Pero volviendo a las empanadas, son solamente de carne o de jamón y queso, nada de gustos estrafalarios como en las pizzerías “de diseño” donde todo es muy moderno y sofisticado y ofrecen empanadas de champignon al vino y otras rarezas de moda. La pizza también es deliciosa y son famosos por su fugazzetta, que tiene la particularidad de contener la cantidad de queso que le pondríamos a toda una pizza en una sola porción. Para mí fue demasiado, muy rica pero algo pesada.

El público de este pequeño lugar es variado, desde los trabajadores que pasan a comer algo rápido, hasta la gente más paqueta de colegiales, barrio en el cual se encuentra La Mezzeta. Vayan a la hora que vayan, deben tener paciencia, ya que siempre está repleto el pequeño salón con una cola de personas que esperan comer algo al paso en la barra, o llevarse a casa su pizza y empanadas. La gente que atiende desborda en simpatía y oficio, da gusto ver la rapidez con que alimentan a la pequeña multitud que se renueva cada media hora, ya que en ningún momento del día verán el lugar vacío. Tienen un frasco de propinas ya que al no haber mesas hay quienes piensan que no es necesario colaborar con los empleados, pero a mi modo de ver, es una sana costumbre dejar una propina en los lugares donde nos atienden bien y se come tan rico.

Sabrán disculpar que no tenga fotos de mis dos empanadas, que son en sí mismas un almuerzo o cena completa por su tamaño y abundante relleno. Les recomiendo que las prueben o que esperen a mi próxima vez a ver si voy con menos apetito y me tomo esos minutos para sacar las fotos.


(*) ver La mejor Pizzería de Buenos Aires

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Qué se está cocinando?

Mientras salen del horno un par de entregas más de la serie "Mujeres que cocinan" se viene en cualquier momento la primera entrega de "Hombres que cocinan" y por supuesto, a ellos les seguirán los niños y las niñas. Los hombres de mi familia, y otros que no son familiares pero si han formado parte de mi vida, han ocupado la cocina cada uno con su particular estilo, algo más cómico que el de las mujeres, pero con resultados también deliciosos.

Continuará....

martes, 6 de diciembre de 2011

Mujeres que cocinan- Mi Abuela

Que una mujer prepare con sus manos algo exquisito es sin dudas una virtud. Algo digno de admiración pero es también algo bastante típico. Si se trata de una mujer nacida dentro de una familia tradicional sefaradí (1) es más bien un destino. 

Mi abuela era en cierto modo, una mujer tradicional, ama de casa podríamos decir, pero nada de esto logra definirla. Su sonrisa era infinita y su comida era exquisita. Pensarán que pocas personas dirían algo distinto de su abuela. Bueno, admitiré que muchas abuelas tienen sonrisas infinitas y que cocinan exquisiteces,  pero lógicamente hablaré de mi abuela y no de cualquier otra.

Mis recuerdos infantiles, y también muchos de mi adultez, evocan a una mujer cuyas virtudes más llamativas eran dos que no suelen juntarse en el mismo ser humano: la perfección y la humildad. Nunca escuché a mi abuela hablar mal de ninguna persona, y más de una vez la vi ruborizarse cuando alguien criticaba en su presencia a gente que ella conocía. Yo me divertía a veces hablándole mal de alguien en particular, una tía mía famosa por lo mala que era cocinando y también por hablar demasiado, lamentarse constantemente y ser algo extraña. Ella solía llamar cada tanto a mi abuela, primero preguntaba por la familia, después le decía a mi abuela cuanto la admiraba y se excedía en comentarios acerca de lo eximia cocinera que era, en tercer lugar le pedía una receta; lo cual era el motivo verdadero de su llamado;  y finalmente empezaba a enumerar sus penas. Se extendía sin pudor en sus lamentaciones aprovechando que mi abuela era una santa y abusando de su bondad contándole todos sus problemas hasta que mi abuela tímidamente le comentaba que tenía algo en el horno, o que le habían tocado el timbre. Entonces yo le decía a mi abuela ¡pero no la atiendas a esa loca insoportable! Y ella se reía avergonzada como queriendo reconocer que pensaba igual aunque ella jamás se expresaría de ese modo.

La mejor forma de describir su cocina es que a los muchachos del supermercado les encantaba entrar ahí para dejar los pedidos, siempre preguntaban ¿qué está cocinando señora? Porque antes de que se abriera la puerta de su casa, se podían sentir los aromas de sus especias y preparaciones. Y por supuesto que si ella tenía un pan casero recién hecho, o cualquier otra delicia a mano, les convidaba para que prueben. Los almuerzos, cenas y cualquier tipo de evento culinario que ella organizaba, eran festines, para el paladar y para la vista, mesas dignas de los mejores restaurantes, preparadas con extremo cuidado en cada detalle. Ella elaboraba con sus pequeñas manos prácticamente todo lo que servía, desde las más refinadas delicias de la pastelería oriental, hasta los más exquisitos platos salados, las tortas más tentadoras, y por supuesto, el pan. Una tarde me enseñó a hacerlo, en su casa, y fue una de las tardes más divertidas que haya vivido en una cocina, aún puedo verla riendo como cuando  empecé a hacer rebotar la masa contra la mesa con furia fingida diciéndole, ¡pero abuela! ¡Qué bueno esto para descargar tensiones!

Mi abuela era una mujer pequeña, chiquitita y siempre sonreía, y cuando pasábamos unos días en su casa nos daba la bienvenida diciendo, “Bienvenidos a la pensión del buen trato”. En esa pensión ficticia todo era perfecto, la frase calor de hogar describe a la perfección a cualquier ambiente que ella habitara.

¿Que más les puedo contar de mi amada abuelita? Miles de cosas para ser sincera…. Pero hasta aquí llegaré en este momento.


(1) el término sefardí se ha usado frecuentemente para designar a todos aquellos judíos de origen distinto al askenazi (judíos de origen alemán, ruso o centroeuropeo). En esta clasificación se incluye a los judíos de origen árabe, de Persia, Armenia, Georgia, Yemen, e incluso India.
Fuente: wikipedia
imágenes: 
vintage www.allposters.co.uk
dibujo frugalzealot.blogspot.com

sábado, 3 de diciembre de 2011

Las mujeres y el chocolate

Existen explicaciones científicas fundamentadas en cuestiones hormonales, también versiones machistas,  que afirman en tono de burla que las mujeres preferimos el chocolate al sexo. Lo cierto es que a la mayoría de las mujeres nos encanta el chocolate, también a muchos hombres, pero he leído en varias notas sobre el tema que estadísticamente somos nosotras quienes más lo consumimos. Según mi experiencia es más común que el hombre prefiera una pizza con cerveza, que una torta exquisitamente decorada con mucho chocolate; lo cual no significa que no disfrutemos nosotras de la pizza y que ellos no se devoren esa torta cuando se la servimos con un rico café.

En los últimos años, la gastronomía y la ciencia, reforzaron sus vínculos, dando como resultado de este  acercamiento numerosos estudios en los que se desmitifican los supuestos efectos nocivos de varios productos que han tentado a la humanidad desde el principio de los tiempos. En numerosas publicaciones podemos leer acerca de los efectos benéficos del vino, del café y también del chocolate. Como siempre, el tema fundamental es la medida. La porción justa que implica un beneficio para nuestro organismo contra los excesos que suponen acumulación de grasas y diferentes desventajas para nuestro equilibrio.

Ahora, si lo que nos ocupa es el romanticismo, para mí no quedan dudas. Si un hombre quiere hacerme suspirar con un regalo tiene el éxito asegurado si decide traerme una torta, preferentemente las de tamaño individual (mini cake) que venden en las innumerables pastelerías que hay en Buenos Aires, y vienen increíblemente presentadas en coloridas cajitas. Nada de rosas rojas, de ningún color en realidad, pero por algún motivo odio las rosas rojas. Tampoco necesita gastar una fortuna en joyas o en perfumes importados. Simplemente con una delicia chocolatosa será suficiente. Si pretende que mis suspiros deriven en amor absoluto, puede sumar a la sorpresa un simple ramito de jazmines y será bien recompensado.

Es importante aclarar que este tipo de sorpresas deben ser esporádicas para provocar el efecto deseado, de ser cotidianas se convierten en algo previsible y tedioso. Como en el caso de un hombre cuyo nombre me reservo, que trabajando en un importante restaurante en donde conseguía las mini cakes que me encantan a un precio bastante accesible, me traía una, dos y a veces tres todas las semanas. Al principio morí de amor pero no pasó mucho tiempo hasta que empecé a sentir que mi ropa me quedaba chica y sentí una especie de odio hacia el caballero en cuestión.

foto- mini cake: www.parispatisseries.com (exquisita web de un chef norteamericano que cumplió su sueño dorado de vivir y cocinar en París)
foto-  chocolate:     uno de los regalos que recibí que duró para tomar las fotos y no mucho tiempo más


lunes, 28 de noviembre de 2011

Quiero Bagel!! (para toda ocasión)

No nos conformamos con el Bagel para el desayuno y decidimos probar diferentes formas de rellenarlos, para convertirlos o bien en una merienda, o en una comida completa.  La idea era probar estos deliciosos panes de diferentes maneras y por supuesto convidando a los amigos.
 
Creamos un Bagel oriental, con berenjenas fritas, zanahoria rallada y repollo blanco, y una salsa a base de mostaza  de Dijón, mayonesa, toque de ajo, limón y pimentón para los que gustan de sabores fuertes. Hicimos también el clásico de jamón y queso, uno de atún con verduras ensalada y mayonesa y lo que llamaremos el Bagel Pimienta & Canela, untado con una pasta hecha con huevo, mayonesa y aceitunas verdes, con palmitos y jamón cocido que fue el preferido de todos. Por último hicimos un Bagel criollo, al cual le sacamos un poco de la miga para ahuecarlo y lo rellenamos con el clásico relleno de las empanadas de carne, carne picada, morrones, cebollas, aceitunas y huevo picado. 

Los resultados de la experiencia fueron óptimos, el comentario varias veces repetido fue: ¡Qué rico este pan!!!!!!!!!!!!!! Así, con muchos signos de exclamación, aclaramos que es un Bagel y no un pan. Bueno técnicamente es un pan, pero tiene un sabor y una consistencia distinta a cualquier otro pan. Podríamos contarles paso a paso como se hace un Bagel, pero les aclaro, no es una tarea sencilla, y para descubrir exactamente esa textura densa pero crocante al mismo tiempo recomendamos recurrir a los que saben.  

La idea que surgió entre todos los comensales fue la siguiente: hacer entre los amigos un Bagel party, con muchos ingredientes y salsas preparados para que cuando los Bagels salgan del horno, cada uno se arme el suyo a gusto y piaccere. 


Pronto estaremos contactando a www.facebook.com/quierobagel, para hacer un pedido y compartir con otros esta aventura de viajar con los sabores. Pimienta & Canela nació con ese espíritu, con la idea de que cada bocado y receta nos permite un viaje, a veces mágico, a veces exótico. La comida nos puede conectar con parte de nuestra niñez, nos puede remontar a algún lugar que visitamos y al que podemos volver por un rato y nos puede llevar también a destinos impensados, a través de los sabores y los aromas de las cosas que preparamos para la gente que amamos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Bagel para el desayuno


No fue hace mucho tiempo cuando miraba uno de los tantos capítulos de una de mis sitcoms favoritas y al observar que los amigos desayunaban bagels, servidos en una especie de canastita, pensé que  el bagel es al neoyorkino lo que la medialuna es al porteño. ¿A qué me refiero con esto? A qué se trata de un  alimento cotidiano, popular y claramente incorporado en la dieta del norteamericano promedio. Imagino que habrá tantas panaderías que vendan bagels por allá como lugares donde comprar medialunas por acá. En ambos casos, se trata de un producto de panificación, los cuales todos sabemos, que potencian su sabor y textura cuando se consumen tibios,  con esa frescura de recién salidos del horno. Mis desayunos norteamericanos, como les comenté en alguna oportunidad, consistían en cereales con leche como primera opción, y las tremendas hotcakes como segunda. Se comprende la elección si tenemos en cuenta que en las dos oportunidades en las que viajé con mi familia a estados unidos, yo era una niña y no me importaba demasiado cuantas calorías, azúcares o grasas incorporaba con el desayuno. Hoy no pienso igual, y desayunar con medialunas si bien me resulta una idea tentadora, no es algo que haga a menudo. 

Por otro lado, todos los días consumo cierta cantidad de pan, una porción precisa que corresponde a un desayuno aceptable y no excesivo. Puedo elegir un pan integral de salvado, cinco rodajitas finitas de una baguette, o alguno de mis pancitos caseros. Como podrán imaginar, hoy elegí encender el horno y calentar por 15 minutos un bagel de sésamo mientras el café terminaba de caer en mi cafetera, para untarlo después con un poco de queso tipo philadelphia. Resultó ser una feliz coincidencia que hubiera quedado algo de ese queso blanco untable y cremoso, el que tampoco consumo en forma cotidiana. Respecto a mi bagel de hoy les cuento, tal como dicen en www.quierobagel.com,  pude comprobar que es un pan denso que al ser hervido previamente al horneado, adquiere una cubierta ligeramente crujiente. 
El sabor, debo decirlo, delicioso, ideal para un desayuno aunque sus posibilidades como más adelante les comentaré, son infinitas. También me tranquiliza saber que en la justa medida, no implicaría un exceso calórico y bien podría consumirse en forma habitual. Por supuesto que no sería hoy el día en el que encontraría la justa medida, ya que por estar comprometida en la investigación tuve que hacer un sacrificio y comerme un bagel entero, lo cual, lamentaría si no hubiera estado tan delicioso....




lunes, 14 de noviembre de 2011

El café, lugar de encuentro y aventuras…

Amo las sitcoms (comedia de situación), me encanta el formato, me resultan muy entretenidas y encuentro en ellas una forma de contar la vida con la que me identifico.  Las comedias que más me gustan tienen un tono entre ácido y burlón. En ellas la realidad es mirada a través de un lente en el que las experiencias humanas adquieren un brillo especial, un tono cómico que no siempre es banal ya que muchas veces hablan de temas universales. La amistad, el amor, la soledad, los tropiezos laborales, los desencuentros, la inadaptación de ciertas personas que no encajan, que son distintas. Los diálogos disparatados y la exageración de los rasgos de los personajes tienen que ver conmigo, con mi extraño sentido del humor que genera a veces diálogos dignos de una sitcom. Quienes me entienden y me siguen, saben disfrutar de algunas conversaciones que rozan el absurdo, se dejan llevar por mi invitación a jugar un rato. Supongo que comparto esta capacidad con todos los que saben reirse de si mismos y de ciertas situaciones no tan gratas que a veces nos presenta la vida...

Los personajes que más me gustan son los que muestran sus contradicciones. Uno de mis preferidos es Frasier, un psiquiatra más neurótico que cualquiera de los oyentes de su programa de radio, siempre preocupado por el que dirán, en eterna lucha con sus fracasos amorosos y en constante rivalidad con su hermano Niles, con quien comparte sus inclinaciones snobs y en quien encuentra su fiel reflejo aunque algo más joven pero igual de neurótico y complicado.  Por otro lado esta Phoebe Buffay, de la serie Friends; creo que todos sus diálogos son francamente geniales, se explota en este personaje el discurso absurdo casi al borde de lo psicótico pero con una veta tierna e inocente. Sus intervenciones siempre descolocan a sus amigos, que se miran entre si sin saber que responder cuando de pronto todos cuentan una anécdota divertida y ella irrumpe con alguna de las tragedias de su infancia pero con un tono de voz alegre y despreocupado. La otra que quiero mencionar es Seinfeld. Qué decir de Seinfeld, es una comedia con todas las letras, explota el costado looser (perdedor) de los personajes de un modo extremo. Sus experiencias amorosas, laborales y las relaciones familiares son fuente de continuas frustraciones para el protagonista y sus amigos, uno más gracioso que el otro.

De las series actuales me gustan varias también pero estas tres comparten una característica que me seduce y es la de tener un café como punto de reunión. En los tres casos, el café es el lugar donde siempre suceden cosas, donde cuando uno de los personajes llega, sabe que tarde o temprano encontrará  a alguno de sus amigos, familiares o compañeros de trabajo. 

El café Nervosa, Central Perk y el café de Seinfeld donde solo figura la palabra Restaurant en un cartel, son lugares que me remiten a mis tiempos universitarios, lugares de encuentro sin previa cita, donde siempre aparecía alguien querido, para compartir un café,  para pasar el rato o para contarle la vida....




jueves, 10 de noviembre de 2011

Corazón de Pan





Desayuno sin príncipe a la vista...

Hoy por hoy, sin príncipe a la vista, vuelvo a mi plan de alimentación saludable, un rumbo habitual pero algo desdibujado en los meses de frío. He aquí una modesta versión de un desayuno perfecto, sin balcón con vista al mar y sin príncipe pero con muchos colores!!



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Relatos de príncipes y princesas...

El hombre ideal.... no existe, ni la mujer ideal, ni el príncipe azul, ni tu media naranja que te completa... son todas ideas que nos metieron de pequeños y de pequeñas en la cabeza, que solo sirven para hacernos sentir incompletos, por no tener a ese hombre o mujer con nosotras, o por tener a alguien que no le llega ni a los talones a ese ideal...

Pero yo no renuncio a la idea de un príncipe, no sé si azul; no me importa demasiado el color. Y para mí este galán solo debe cumplir con un requisito: puede ser en un balcón mínimo o en uno con vista al mar, puede ser en una mesita de luz o en algún barcito con mesas en la vereda. Pero siempre será un hombre que ame desayunar, y que se ocupe de mi desayuno, yo podré hacerle el almuerzo, la merienda o la cena, llevarle los zapatos al zapatero, prepararle una picada para que mire un partido de futbol; podré hacer por él infinidad de cosas, pero él debe ocuparse del desayuno. Y debe saber un secreto fundamental para que el tiempo que comparta conmigo en la mañana sea perfecto: no debe hablar hasta pasada una hora después del desayuno. Cuanta más atención preste a este momento del día y cuanta más creatividad le ponga, más lo amaré. ¡He dicho!

foto: del blog pizcadevida.blogspot.com

miércoles, 26 de octubre de 2011

Películas Deliciosas 3: Big Night


Película ambientada en los años cincuenta, cuenta la historia de dos hermanos italianos y su lucha por avanzar en norteamérica y de sacar adelante un restaurante en problemas. Primo es un chef brillante, un artista que no se adapta a americanizar su cocina para que el negocio prospere, esta negativa genera un conflicto con su hermano Segundo, el gerente del restaurante. El padrino de Segundo que también es empresario de la cocina Italiana les aconseja que jueguen todo su capital a una carta: hagan una cena maravillosa pretextando invitar a un cantante famoso que nunca llega. La película muestra la elaboración de platos italianos tremendamente apetitosos y preparados a la perfección. Los actores son excelentes (protagonistas:Tony Shalhoub: Primo y Stanley Tucci: Secondo) y las críticas fueron inmejorables, pero no fue una película de gran repercusión comercial, como sucede con las mejores películas norteamericanas.


lunes, 24 de octubre de 2011

Películas Deliciosas (3): Bridesmaids

Comedia que rompe con todos los moldes, escrita y protagonizada por una actriz de las mejores, Kriste Wiig. No se las voy a contar, solo les adelanto que tiene personajes que no son las clásicas mujeres angelicales y encantadoras que encontramos en la  mayoría de las comedias con elenco mayormente femenino. Acá se muestra el costado patético, las reacciones histéricas, las frustraciones que todas algunas vez sentimos y ciertas conductas algo psicóticas pero retratadas con excelente humor y actuaciones simplemente geniales. Respecto a nuestro asunto, la cocina, hay una escena en particular en la que la protagonista prepara un cupcake que es una obra de arte en medio de una crisis existencial. 


jueves, 13 de octubre de 2011

Películas Deliciosas (2): it's complicated


Que hay de delicioso en esta película:

El humor y la capacidad de divertirse en personajes que no son adolescentes estúpidos sino gente madura e imperfecta que vive la vida con pasión.

Alec Baldwim un galán maduro, seductor, en un personaje que inspira ternura.

Meryl Streep, impecable como siempre, interpretando a una mujer encantadora, con sus contradicciones pero con una valentía infinita.

Las escenas con Steve Martin, todas geniales.

Y la frutilla del postre: la pastelería, y la escena en la que Meryl Streep y Steve Martin hacen las exquisitas croissants au chocolat….

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mujeres que cocinan- Mi Madre

Cap I La cocina de mi madre.

Bueno, sigan por este pasillo y llegamos a la cocina de mi madre. En esta foto imaginaria yo tengo unos once años. Es un día de semana, hay colegio, y mi madre está en la cocina, algo hierve en una cacerola, ella está de espaldas a mi. Es una situación clásica, no hay ningún cumpleaños en los próximos días, tampoco es jueves por lo tanto no está preparando la cena especial de la semana, la del viernes. Entonces Matilde faltó, o está en casa pero no se siente bien, y mi madre se está ocupando por este día, de las tareas de limpieza del hogar, comida para la familia y lavado de la  ropa de los seis habitantes de la casa. ¿Uds. que piensan? Acertaron, tiene un humor de perros, está indignada, se siente encerrada en una casa que la priva de su libertad, que la aleja de sus tareas o inquietudes y que la somete a cocinar. Mi madre no está cocinando con placer, no está cantando, y tampoco se podría decir que está cocinando con amor.

La casa a la que me refiero no es una casa, es un departamento de unos ocho ambientes con una terraza grande.  Sus pasillos son largos y cada detalle muestra estilo. No extravagancia, tampoco ostentación.
Mi madre es una ama de casa tradicional, se ocupa de la alimentación de la familia y de que todo reluzca, aunque lo hace con ayuda, delega en otra persona las tareas más pesadas; ella dirige y organiza todo.
Y lo hace bien.

Ese departamento ya no existe en mi universo pero lo traje hasta acá solo para tomar algunas instantáneas de mi infancia. Pueden adivinar que  era un lugar muy agradable, decorado con el mayor buen gusto. A mis amigas les encantaba pasar la tarde en mi hogar tanto como a mi vivir en ese lugar.
Mi madre, mi madre es otro tema.

sábado, 8 de octubre de 2011

Mujeres que cocinan - Introducción

Nací  en una familia de mujeres que cocinan. Crecí pensando que todas las mujeres que cocinan comparten  una especial forma de ser. Una sensibilidad y calidez especial, una cierta capacidad de amar. Luego fui creciendo, empecé a observar más de cerca a las mujeres de mi familia y a prestar atención en la forma en que recorrían sus cocinas y también el resto de los ambientes de sus casas.

Me encontré con estilos tremendamente diferentes.

Terminé por concluir que es una relación muy personal y profunda entre una mujer y el acto de cocinar, la que puede o no emparentarla a otra mujer. De acuerdo a las variaciones de esta relación, las cocinas pueden transformarse en lugares mágicos y también en campos de batalla. En refugios cálidos o en espacios peligrosos de los cuales sería mejor huir mientras la cocinera en cuestión, estuviera en plena tarea.

Veamos algunas postales de mi infancia; veremos por lo menos cinco cocinas distintas y una sexta que todavía no existe. Veremos también a muchas personas. A mi madre en la cocina, a mi abuela en la cocina, a Matilde, la señora que ayudaba en casa, y todavía falta.  
                              
Una o dos veces por año, venía Rosa a mi casa. Rosa no era una empleada de mi madre, más bien era una señora añosa que venía especialmente a cocinar delicias de la cocina oriental, para ocasiones y festejos importantes. Era una especie de profesora aunque no se detenía a explicar o a dar clases de nada. Ella venía y cocinaba con una velocidad que ninguna joven alcanzaría, exquisiteces que incluían ingredientes exóticos y por lo tanto caros. Su tarea era la de una experta contratada para desplegar su arte. Mi madre, que no era una tonta mujer, y sabía que si no se paraba al lado de rosa a observar con exactitud cada cosa que ella hacía, algún día lo lamentaría.

La lista continúa. Mis dos hermanas mujeres cocinan, mi tía cocina y también supo tener, en su caso a un experto, al que se contrataba para organizar esas comidas especiales, en las que había que dejar boquiabierta a alguna que otra prima o cuñada.

La lista se completa con algunas de las mamás de mis amigas de la infancia y por supuesto, con Ketty de Pirolo y Doña Petrona (en mi casa todavía tengo los dos tomos de Ketty, y Doña Petrona era la cocinera estrella de la época, si es que no era la única mujer cocinera que aparecía en las revistas).

martes, 4 de octubre de 2011

miércoles, 10 de agosto de 2011

Pan de Cebolla

Hace unos días que vengo mirando un cuadradito de levadura que guardaba en la heladera, no muchos días ya que si no está en su máximo nivel de frescura, la levadura no sirve para nada...
Hoy salí temprano a caminar  y me encontré con un día gris, atravesado por esa lluvia finita y molesta, volví sin caminar demasiado y al pasar por la cocina para servirme un café, veo una cebolla enorme....

Pan de cebolla será!!!!

Receta:

Tamizar un kilo de harina 0000 mientras que se infla la levadura en un vaso con una cucharadita de azúcar y cubierta con agua tibia. Hacer un hueco en la harina y echar un huevo, agregar la levadura esponjada, 20 gs de sal, un puñado de orégano y una cebolla grandota bien picada, salteada con oliva y condimentada con sal, pimienta y pimentón. Añadir un chorro de aceite de oliva (algo así como medio pocillo) arriba de todos los ingredientes.

Amasar, amasar y amasar. Ir doblando la masa para adentro, golpearla, estrujarla etc. Hacer un bollo y taparlo con un repasador, luego ponerlo adentro del horno apagado por un rato largo hasta que duplique su tamaño. Retirarla del horno y encender el mismo. Arrancar pellizcos del bollo grande para luego hacer los bollitos, amasarlos de nuevo uno por uno y darles una forma de bolita.

Colocar los bollitos en placa aceitada y enharinada, esperar otro rato que vuelvan a agrandarse, pintar con huevo batido y espolvorear con orégano y decorar con una cuchara de pimentón en un colador para que caiga como esparcido.

Hornear hasta que estén doraditos si los van a comer o hasta que queden hechos pero blancuzcos si los van a freezar. 


Después de comer tres pancitos, encontré la motivación para salir a caminar y no cargarlos conmigo por siempre.... qué les puedo decir, estaban exquisitos...